27 agosto, 2017

José Pirela: "Gracias, Dios mio, por fin soy grandeliga".

Esta entrevista me la ofreció José Pirela días después de su debut con los Yankees de Nueva York, en el 2014. En ese momento redactaba para diario Panorama, en Maracaibo. Fue una nota exclusiva en la que el "Águila Negra" relató sus vivencias desde el día de su llamado hasta su ansiado debut. Días antes me ofreció otras palabras, con cierta decepción, al no ser subido el primer día de la ampliación de los rosters en el mes de septiembre.  

Gerardo Boscán Villasmil

“Dios tiene el control y sabe por qué pasan las cosas. Estaba durmiendo cuando Alex Cotto, un personaje muy especial porque hace de todo, me llamó. Fue un momento bien inesperado para mí. Como quien dice, yo ya estaba en Venezuela. Fueron muchas cosas que pasaron antes que me llamaran.

Yo estaba supuesto para irme el sábado 13 para allá (Maracaibo). Antes, me llamaron y me dijeron que practicara porque tenían pensado subirme. Pero el lunes 14 me dijeron que no lo harían. Días después me llaman y dan la noticia. ‘Oye, felicidades, vas para Grandes Ligas’, me soltó Alex por el teléfono. Yo no lo creía, con todo lo que había pasado, se me hacía difícil. Gracias a Dios se me dio la oportunidad y aquí estamos.


Alex me explicó que llevaron a Martín Prado de emergencia al hospital para operarlo del apéndice. Nunca quieres recibir esas noticias, que te han subido por una lesión de un paisano. Pero son cosas que no podemos controlar. Te sientes triste por él. Son cosas que se escapan de las manos. Espero mejore pronto y vuelva a jugar.

Al colgar, lo primero que hice fue arrodillarme y darle gracias a Dios. No pude contener las lágrimas. Imagínate, tanto esperar y trabajar y por fín lo logré. ‘¡Dios mío, gracias!’ De una vez llamé a mis padres y familia para comentarles que me habían subido. Fue algo increíble, mi papá empezó a llorar, porque fue inesperado.

José Argenis, mi viejo, es un fanático, de los ‘fiebrúos’, de los Yankees. Desde chiquito, cuando tenía como nueve años, me decía que yo llegaría a las Grandes Ligas y lo haría con los Yankees. Siempre me habló como un hombre, fuerte en carácter, pero siempre con las palabras de cariño que uno necesita. ¿Sabéis que por él es que juego de la forma que lo hago? Siempre me inculcó que debía jugar fuerte, darlo todo, sin regalar nada. El mejor consejo que me han dado, hasta ahora. Por cierto, menos mal que me subieron. Ya él se estaba poniendo bravo con el equipo. Hasta me dijo que se iba a cambiar de equipo y ligarle a otro. (Risas).

Volé a Tampa Bay. Al llegar al Tropicana Field, en el clubhouse, estaban Tony Peña y Joe Girardi con otros coaches. El recibimiento fue bueno. Cuando me integré al equipo no podía creerlo, aún no lo creo. Estaba a punto de lograr mi sueño. Es algo muy emocionante. Hay que vivirlo para saber realmente qué se siente. Lo escuchaba y leía de otros peloteros, pero jamás imaginé que fuese así.

Peña y Girardi me felicitaron. Me dijeron que estuvieron pendientes de mí, de mis actuaciones. Que no sabían qué había pasado, porqué no había subido antes. Subir así, que te digan eso, solo sirve de ejemplo para que la gente sepa que las cosas de Dios tienen un propósito. Que no debemos rendirnos.

Los últimos días fueron algo largos. Pasé varios días esperando mi oportunidad, pero he disfrutado todo. Cuando llegué a Yankee Stadium ¡guao! es increíble estar en un lugar así, con grandes peloteros. Sin dudas, que cualquier pelotero quisiera estar aquí. Siempre agradeceré a Dios por bendecirme de esta manera.

En poco tiempo que tengo aquí creo que he disfrutado bastante. Nunca había visto un avión con wifi, por ejemplo. ¿Te acuerdas que estábamos hablando y trate de despedirme y seguía hablando? (Risas) Es algo gracioso pero no lo había visto.

Es el mismo béisbol, pero todo es más cómodo. El ambiente es mejor. Ese que te dice que estás en el mejor béisbol del mundo.

El lunes 22 de septiembre llegué al estadio, normal. El mánager (Girardi) me llamó, que pasara por su oficina. Yo dije ‘este va a ser mi gran día’. El coach de tercera base, Rob Thomson me manifestó que estaba en la alineación. ‘Vas a ser noveno bate y designado’. Todo estaba listo. Fue la mejor noticia, hasta ese momento, que me habían dado. Estaba más cerca de debutar, de cumplir mi gran sueño.

Traté de relajarme un poco. Las horas pasaron más lento que nunca. Esperando el turno. Era lo que más deseaba. Qué tensión, mi hermano. Quería que las cosas pasaran de una vez. Pero fui esperando, relajando. Poco a poco.

Llegó mi turno. Me hablaba a mí mismo, dando gracias a Dios por darme esa bendición y la oportunidad.

En ese momento, cuando conecté la pelota, pensaba que se iba. ‘¡Vamos vete, vete, vamos! De la emoción iba corriendo rapidísimo, casi me iba de frente por segunda base, pero gracias a Dios pude llegar safe. ¿Te imagináis que me hubiese caído? Yo me dije ‘¡coño, casi voy pa’ los bloopers. Ay Dios mío, casi hago un show’ (Risas).

Llegué de cabeza a tercera base. Jamás imaginé que sería así. Quería el jonrón, pero ese triple, correr las bases, tocarla y sentir el campo de la forma como lo hice, es algo increíble. ‘Gracias, papá’, todo se lo debo al Señor. Tenía un plan conmigo.

Thomson me felicitó y me dijo ‘Bienvenido a las Grandes Ligas’. Ahí supe, ya, por fin ‘Soy un grandeliga. El hijo de Egleé Machado está en el mejor béisbol del mundo’.

El coach y yo pedimos la pelota al mismo tiempo. Estaba pendiente que no la lanzaran al otro clubhouse, el de los Orioles. La pelota la tengo guardada en la maleta, conmigo. Me la llevaré para mi casa para tenerla de recuerdo, para disfrutarla cuando llegue a mi casa. Pero hey, esa es mía. Yo quisiera regalarla, pero no puedo. Ese es mi recuerdo, la del primer hit en grandes ligas.

Yo me siento en el clubhouse: a mi derecha, con Carlos Beltrán y a la izquierda con Chris Young. Y siempre me están dando consejos, diciéndome qué debo hacer y cómo mejorar y ayudar a los compañeros. Su enfoque durante el juego es algo increíble. Eso lo necesitamos los peloteros jóvenes para ir lejos en el beisbol.

No estoy muy lejos del locker de Jeter. Fue emocionante cuando me felicitó. Me dijo que las cosas no terminaban ahí, en ese juego. Que había que seguir trabajando, mantenerse. Ahí es donde el trabajo es realmente importante. Él es muy tranquilo, como todos. Acá cada quién debe estar enfocado en sus cosas, pero es inevitable no mirar hacia allá. ¡Él ya es una leyenda! Compartir el mismo clubhouse con él. Tampoco me lo creo.

Tampoco creí lo grande que es nuestro clubhouse. Todo cambia en grandes ligas. Hay más comodidades. En estos días intenté salir al campo y cuando me dí cuenta, estaba en la cocina. ¡Qué molleja de perdía me eché! (Risas). Siempre hay mucha, muchísima comida. Tenía tiempo que no veía tanta carne y pollo. ¡Chico, hasta empanadas!

El apoyo de la gente ha sido increíble. Jamás me lo imaginé. Por la redes sociales me enteré que había debutado al igual que lo hizo Joe DiMaggio. Qué compromiso. Ahora solo debo seguir adelante. Tantos mensajes solo me obligan a hacerlo mejor. Es más, ¿sabéis qué? Después de ver lo que los fanáticos han expresado, es cuando más quiero poder jugar en mi país, con las Águilas del Zulia. Estaba listo para comenzar desde el primer día de entrenamientos. Quiero ser campeón en Venezuela, los premios no me importan. Así no meta un imparable, quiero celebrar con todos mis hermanos de equipo.

¿El próximo año? ¿Ligas menores? Estoy seguro que no es ahí donde quiero pasar más tiempo. Creo que es algo que cualquier jugador piensa después de estar acá.

Hay que tener un poco de suerte. Y pienso que la suerte es de la manera que tú trabajes. Hay que hacerlo duro. Todo lo posible, por quedarte en grandes ligas, seguir adelante. Llevarte todos estos consejos de jugadores estrellas. Para tu alcanzar esa meta, estar aquí. Me siento bendecido, por darme todo esto. También a los Yankees por la oportunidad de estar acá. Compartir con todos, no solo Jeter, sino las grandes estrellas. Cualquier persona sueña con venir y jugar en el mejor béisbol del mundo".

El Dato: 
José Manuel Pirela Machado nació el 21 de noviembre de 1989 en Valera, estado Trujillo. Fue presentado, días después, en Bobures, estado Zulia. “Yo nací allá, pero me crié en Bobures. Me siento y digo que soy zuliano. Pero sin importar eso, me alegra y emociona leer el apoyo de la gente. Jamás pensé poder leer tantas cosas bonitas como las que me han dicho. Uno de los que más está contento es mi hermano Ender (Inciarte). Creo que más que yo. Me dijo que era un fenómeno. A todos, gracias por estar pendiente”.

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