Este es un recuento de las columnas publicadas durante la temporada 2.016 - 2.017 en el portal El Emergente, de Ignacio Serrano. Muchas gracias, 'Nacho'.
Gerardo Boscán Villasmil
El Más Valioso de la final confesó, en esta coinversación, la manera en la que vivió su primera final en Venezuela, en la que conquistó el título con las Águilas del Zulia. Aquí el relato del más popular entre los jugadores rapaces en los últimos años.
“Desde el noveno inning, cuando Silvino (Bracho) sacó el primer out, se me salieron las lágrimas. No lo voy a negar. Después de tanto trabajo y lucha, la fanaticada con su alegría, éramos muchos esperando esta felicidad, esperando que Dios nos dé muchos momentos más como este.
Creo que desde que tuvimos el pase a la semifinal, fue algo que me dije y se lo trasmití al resto, que estábamos muy cerca de lograr el objetivo que habíamos trabajado desde hacía años. Estábamos cerca, aún sin poderlo controlar. Pero tenía esa sensación.
Teníamos chance, estábamos bien enfocados en salir a jugar. No diferente, solo teniendo en cuenta que cada jugada, cada momento tenía que ser intenso, bien concentrados y preparados para la situación. Creo que esa fue una de las cosas porque la gente me veía distinto. La verdad, es que solo tenía cabeza para pensar en nuestra meta.
No era solo en el campo, era también en la casa. Antes estaba pendiente del celular, pero en esos días de la semifinal y final poco agarré el celular, no hablaba con nadie. Me iba (del estadio) pensando en cómo iba a ser el juego del siguiente día. En qué fallé, que debía hacer mejor. Por eso trataba de estar pendiente de todo, menos de lo exterior. En casa pedía mucho a Dios que nos ayudara, y eso fue de mucha ayuda, creo, para todos.
Hay cosas que mucha gente no sabe. Hay momentos que cuando estuvimos en Estados Unidos, con (Leonel) Campos, tuvimos el chance de quedar campeón en triple A.
Hubo un momento que los dos nos sentamos a hablar y comentamos algo como ‘Paisa, este año vamos a quedar campeón (en Venezuela) como aquí’. Mira, cuando llegué y vi un equipo conformado por piezas que eran bien influyentes, me emocioné y algo me decía que este equipo estaba para grandes cosas.
Claro, no podía asegurar que quedaríamos campeones, pero sabíamos que iríamos a la final y tendríamos la oportunidad de pelear por esto que alcanzamos.
El año pasado fue el momento más duro que he vivido aquí. Quedar últimos no fue fácil. Vi muchos mensajes negativos, quizás muchos de ellos lo dijeron por rabia. Muchos mensajes negativos que a la vez nos dieron fortaleza. Tomé esos mensajes para trabajar más fuerte. Queríamos cambiarlos y eso también nos ayudó.
Podría decir que desde que llegó Freddy Galvis, no es que hubo un cambio que movió todo. Dijimos ‘viene Galvis’. Todos saben que es excelente jugador. Uno se inspira con él, siempre te desea lo mejor, nos apoya a todos. ¿A quién no le alegra eso? Cuando él me dijo que venía me emocioné y comencé a decirme que seríamos campeones, seguro. Nos sirvió de mucha ayuda y motivación.
Durante la final no diré que no hubo tensión. Todos sentimos eso, también algo de frustración. Hay situaciones que debemos saber manejar. En mi caso, si fallaba, sabía que en mi equipo tenía otros compañeros, que el equipo podía responder. Sabía que si fallaba no íbamos a perder porque todos teníamos ese compromiso, podíamos hacer el trabajo y supimos manejar cada uno de los momentos difíciles que se presentó.
¡Hey! Herlis es un fenómeno. Ese juego nadie nos lo quitaba. Podrían hacer 1.000 carreras pero íbamos responder.
Esa jugada de él (HerlisRodríguez) no fue de suerte. El muchacho es un fenómeno, tienen que verlo practicar. No nos sorprendió, a ninguno, porque nosotros lo vemos a diario, fue increíble, pero no nos sorprendió. A pesar del jonrón yo mantenía mi fe. Lo que Dios nos estaba dando solo él podía quitarlo.
Ender (Inciarte) siempre me escribía que íbamos a ganar, estaba molesto por no poder estar. Personalmente hubiese querido que Ender y (Ernesto) Mejía estuvieran con nosotros. Ellos lucharon con nosotros. Ellos estuvieron en las situaciones difíciles por las que pasamos por mucho tiempo, pero probablemente más adelante podremos estar juntos. A ellos más que nadie les habría gustado estar aquí.
Desde la semifinal tenía en la mente el momento cuando lloré, cuando perdimos el juego contra los Leones. Ya ni me acuerdo del año (Risas). Sabía que Dios me iba a brindar la felicidad de recordar esas lágrimas y ahora darme la bendición de cambiarlas por sonrisas.
Desde que conecté el jonrón en el primer inning esperaba que se acabara el juego rápido (risas). Le agradecí inning a inning a Dios por todo. Me sentía seguro que nada podría sacarnos esa inmensa felicidad que corría en nuestras mentes. Creo mucho en Él. No me cansé, cada día y noche, de agradecerle por darnos esa bendición. Ha sido uno de los momentos más bonitos en mi carrera.
Una de las cosas que nunca iba a olvidar, salvo ahora, unos mensajes que decían ‘ellos nunca van a ser campeones porque son muy jóvenes y no pueden ejecutar en la chiquita’. A esa persona le digo que no puede predecir lo que Dios tiene para nosotros (sonríe, aprieta su mano contra su pecho). Espero que ahora sienta que se equivocó y que esté celebrando.
Yo sabía que en el fondo de sus corazones ellos (los fanáticos) lo sabían. La gente a veces se deja llevar por lo negativo y no ven lo positivo. Nosotros nos enfadamos, como todos, pero solo puedo decirles que crean en nosotros, que siempre vamos a seguir luchando por darles lo mejor.
Una de las cosas que más me gustó fue la designación de Lipso Nava. Este año vino preparado para lograr el objetivo. Mantuvo todo el año a todos contentos, no hubo puntos negativos, supo mantener la armonía. Wilson (Álvarez), Lino (Connell), Luis Ordaz, Alex Delgado, todos. El apoyo de ellos, la palmadita en la espalda cuando algo nos salía mal, creo que eso tiene mucho mérito en lo que nos pasó.
Ya gozamos esto, el año que viene espero que Dios nos dé la oportunidad de estar sanos para que todos nos salga bien como ahora.
Cuando debuté en la MLB dije ‘Gracias, Dios mío, por fin soy grandeliga’. Ahora le digo ¡Gracias, Dios mío, por fin soy campeón con las Águilas!”.
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