10 enero, 2012

Lipso Nava, el humilde

Nava no se entra a pasiones por premios individuales. La lucha más grande, para él, ha sido ante las personas que más "deberían" apoyarlo. Para eso, buscará de uno u otra forma traer de regreso a los rapaces antañones de los 90.


Lipso Nava estuvo como coach, el año pasado, con
Caribes de Anzoátegui. 
Lipso Nava terminó su temporada en Estados Unidos con la única meta e ilusión de poder enviar a muchos corredores de Águilas delg Zulia al home, en Venezuela. El marabino se uniformaría nuevamente como aguilucho cumpliendo la función de coach de tercera de los rapaces.

Los trabajos en el complejo deportivo Luis Rodolfo Machado Bohórquez, lugar donde los rapaces realizan su pretemporada, fueron el inicio de una travesía que lo terminó dejando como mánager y como responsable, para muchos, de que los emplumados estén disputando su cuarta postemporada consecutiva.

“No es la manera en que quieres hacerlo” confiesa Nava antes de comenzar un corto pero duro camino en el “Todos contra Todos”. “Tomar al equipo con marca de 4-11 no fue sencillo. Pero me puse a pensar en que no era tan difícil de revertir. Quedaba mucho tiempo para enderezar las cosas y que podíamos hacerlo”, conversó con su acostumbrada tranquilidad.

El reto fue cuesta arriba. Tomó el puesto de un técnico con credenciales sobresalientes en ligas menores y el Caribe. Además, tuvo que convertirse en una especie de mago para poder voltear la situación.
 
“Me remonté al equipo de los 90 cuando ganamos tantas cosas para los fanáticos en esos tiempos. Deseo, de verdad, poder conformar para años venideros un grupo así. ¿Por qué no hacerlo ahora en los 2000? Pensé en muchas de esas cosas y ahí están los resultados”.

Lipso tuvo una ventaja: conoce a todo el plantel, la liga, y la gerencia había conformado un interesante justo para terminar en los primeros puestos de la tabla. “La última semana fue la más dura para mí. Muchos conocidos me comentaron que se notaba la preocupación cuando veían el juego por televisión. Trabajamos mucho de 4-11, llevarlos a jugar para 500 y luego hasta llevarlos hasta donde llegamos. Sabíamos que estábamos mermados pero no me esperaba que ganar un solo juego nos costara tanto. Todo esto forma parte del aprendizaje para futuras oportunidades. Fueron momentos realmente tensos para mí y todo el grupo”, recordaba con algo de impotencia al no poder finalizar en los dos primeros puestos de la clasificación.

El ex infielder de los rapaces no se metió presión. “Una marca como la que teníamos era una daga en la yugular”, afrontando lo complicado que fue regresar al torneo a los naranjas. “La primera meta que me propuse fue jugar para .500” y lo hizo durante siete de las nueve semanas de campeonato que dirigió. “Cuando lo logré dije: agárrense que ahora voy duro”, y colocó al equipo a sólo dos juegos de la cima, detrás de los Tiburones de La Guaira.

Haber ganado 28 de los 47 encuentros que dirigió (sumando los últimos ocho con un equipo disuelto por las ausencias de su campocorto, mejor bate y cerrador) lo colocan entre los principales favoritos para llevarse el premio al Mánager del Año. Muchos se preguntan ¿qué pudo ser tan bueno para reaccionaran de esa manera? ¿Qué hizo?

“Trabajé con confianza, humildad y credibilidad. Mostré lo que soy. No hablo a espaldas de nadie ni doy dobles discursos”, explicó. “Sólo hice dos meetings: cuando botaron a Mako y uno en Valencia por varias situaciones en el juego que no me gustaron. Ahí mostré mi carácter y todos lo tomaron bien”.

Para Lipso todo comenzó dentro del clubhouse. “todo debe comenzar de adentro hacia afuera”, enfatizó, encaminándose a realizar una comparación con otros colegas. “Sonará mal decirlo, pero hay que preguntarle a los peloteros de Aragua como es su relación con Buddy Bailey. El equipo gana porque ellos (los peloteros) quieren ganar. Nosotros (Águilas) ganamos, apoyados en nuestra relación, en nuestra química con mucha armonía”.

Mucho sabe de eso Nava ya que fue dirigido por él en la temporada 2005-2006. “Esas son las Águilas que recuerdo de los 90 (cuando jugaba con Zulia y hacia dónde quiere llegar como técnico) Con (Rubén) Amaro, (Mark) Bombard. Todo comenzaba con el trabajo de hormiga, y todo viene a relucir en el terreno”, siguió contando.

El mandamás de los Augusta GreenJackets en las menores de los Gigantes de San Francisco no se crece en orgullo por lo que alcanzó. El premio como estratega más destacado no es algo que le quita el sueño. “Los argumentos están. Por ahí escuché que me decían que era un pobre mánager de clase A. Pues sí, lo soy. Y a pesar de eso, ahí está todo lo que alcanzamos”. Sin embargo, tiene claro algo “no creo que se lo den a un novato. Para mí, Marcos Davalillo se queda con ese premio”.

Para Nava una de las cosas con las que más tuvo que luchar fue ante la crítica. “En ligas menores no tienes la atención de medios que tenemos aquí. Allá hay una sola persona. Aquí son muchos y con preguntas a montón”, reconoce. Pero ese no ha sido el problema. Piensa que uno de los retos más grande que quiere tomar como técnico es cambiarle la mentalidad a la fanaticada zuliana.

“En Maracaibo somos muy negativos. Atacan a los peloteros cuando el equipo no gana y es ahí cuando más necesitan del apoyo. Incluso cuando ganamos, nos critican”, dice con algo de molestia. “Ojalá yo tenga la fuerza y el tiempo para bregar con ellos. Pienso que éste año lo hicimos llamando a la gente a apoyarnos. Pero no es sencillo. Siempre se le presta más atención al que llega y se pone a tomar con un tobo debajo de la silla”.

Sin importar lo que pase en el Round Robin, Nava no quiere separse de su tierra. “Quiero vestir por muchos años el número 17 de Águilas del Zulia. Cuando termine todo esto sé que veré lo bonito que fue este año y lo mucho que crecí como profesional, ahora como técnico con Águilas. ”

La compañia de un "buen amigo"

Lipso puedo jactarse en decir que tiene uno de los mejores cuerpos técnicos de la liga. Wilson Álvarez, Richard Garcés, Jesús Marcano Trillo, Heberto Andrade, Mario Labastidas y Gary Villalobos tienen experiencia tanto dentro como fuera del país. Pero se apoya en uno muy particular, su padre, Lino Nava. “Siempre estamos conversando por teléfono. No hay momento donde no pregunte porque hice esto o aquello”, resalta el aún interino técnico rapaz.


DATO QUE VALE: 
Los rapaces no ha podido saborear una victoria desde el pasado 23 de diciembre, extendiendo así una cadena de 11 derrotas consecutivas, tomando en cuenta la del lunes, frente al Magallanes. Con esa sería la derrota 30 de los rapaces, bajo su mando, en 58 encuentros. Los últimos, con un grupo distinto al que lo llevó al tope de la admiración.

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