Lipso Nava estuvo como coach, el año pasado, con Caribes de Anzoátegui. |
Los trabajos en el complejo
deportivo Luis Rodolfo Machado Bohórquez, lugar donde los rapaces realizan su
pretemporada, fueron el inicio de una travesía que lo terminó dejando como
mánager y como responsable, para muchos, de que los emplumados estén disputando
su cuarta postemporada consecutiva.
“No es la manera en que quieres
hacerlo” confiesa Nava antes de comenzar un corto pero duro camino en el “Todos
contra Todos”. “Tomar al equipo con marca de 4-11 no fue sencillo. Pero me puse
a pensar en que no era tan difícil de revertir. Quedaba mucho tiempo para
enderezar las cosas y que podíamos hacerlo”, conversó con su acostumbrada
tranquilidad.
El reto fue cuesta arriba. Tomó
el puesto de un técnico con credenciales sobresalientes en ligas menores y el
Caribe. Además, tuvo que convertirse en una especie de mago para poder voltear
la situación.
“Me remonté al equipo de los 90
cuando ganamos tantas cosas para los fanáticos en esos tiempos. Deseo, de
verdad, poder conformar para años venideros un grupo así. ¿Por qué no hacerlo
ahora en los 2000? Pensé en muchas de esas cosas y ahí están los resultados”.
Lipso tuvo una ventaja: conoce a
todo el plantel, la liga, y la gerencia había conformado un interesante justo para
terminar en los primeros puestos de la tabla. “La última semana fue la más dura
para mí. Muchos conocidos me comentaron que se notaba la preocupación cuando
veían el juego por televisión. Trabajamos mucho de 4-11, llevarlos a jugar para
500 y luego hasta llevarlos hasta donde llegamos. Sabíamos que estábamos
mermados pero no me esperaba que ganar un solo juego nos costara tanto. Todo
esto forma parte del aprendizaje para futuras oportunidades. Fueron momentos
realmente tensos para mí y todo el grupo”, recordaba con algo de impotencia al
no poder finalizar en los dos primeros puestos de la clasificación.
El ex infielder de los rapaces no
se metió presión. “Una marca como la que teníamos era una daga en la yugular”,
afrontando lo complicado que fue regresar al torneo a los naranjas. “La primera
meta que me propuse fue jugar para .500” y lo hizo durante siete de las nueve
semanas de campeonato que dirigió. “Cuando lo logré dije: agárrense que ahora
voy duro”, y colocó al equipo a sólo dos juegos de la cima, detrás de los
Tiburones de La Guaira.
Haber ganado 28 de los 47
encuentros que dirigió (sumando los últimos ocho con un equipo disuelto por las
ausencias de su campocorto, mejor bate y cerrador) lo colocan entre los
principales favoritos para llevarse el premio al Mánager del Año. Muchos se
preguntan ¿qué pudo ser tan bueno para reaccionaran de esa manera? ¿Qué hizo?
“Trabajé con confianza, humildad
y credibilidad. Mostré lo que soy. No hablo a espaldas de nadie ni doy dobles
discursos”, explicó. “Sólo hice dos meetings: cuando botaron a Mako y uno en
Valencia por varias situaciones en el juego que no me gustaron. Ahí mostré mi
carácter y todos lo tomaron bien”.
Para Lipso todo comenzó dentro
del clubhouse. “todo debe comenzar de adentro hacia afuera”, enfatizó,
encaminándose a realizar una comparación con otros colegas. “Sonará mal
decirlo, pero hay que preguntarle a los peloteros de Aragua como es su relación
con Buddy Bailey. El equipo gana porque ellos (los peloteros) quieren ganar.
Nosotros (Águilas) ganamos, apoyados en nuestra relación, en nuestra química
con mucha armonía”.
Mucho sabe de eso Nava ya que fue
dirigido por él en la temporada 2005-2006. “Esas son las Águilas que recuerdo
de los 90 (cuando jugaba con Zulia y hacia dónde quiere llegar como técnico) Con
(Rubén) Amaro, (Mark) Bombard. Todo comenzaba con el trabajo de hormiga, y todo
viene a relucir en el terreno”, siguió contando.
El mandamás de los Augusta
GreenJackets en las menores de los Gigantes de San Francisco no se crece en
orgullo por lo que alcanzó. El premio como estratega más destacado no es algo
que le quita el sueño. “Los argumentos están. Por ahí escuché que me decían que
era un pobre mánager de clase A. Pues sí, lo soy. Y a pesar de eso, ahí está
todo lo que alcanzamos”. Sin embargo, tiene claro algo “no creo que se lo den a
un novato. Para mí, Marcos Davalillo se queda con ese premio”.
Para Nava una de las cosas con
las que más tuvo que luchar fue ante la crítica. “En ligas menores no tienes la
atención de medios que tenemos aquí. Allá hay una sola persona. Aquí son muchos
y con preguntas a montón”, reconoce. Pero ese no ha sido el problema. Piensa
que uno de los retos más grande que quiere tomar como técnico es cambiarle la
mentalidad a la fanaticada zuliana.
“En Maracaibo somos muy
negativos. Atacan a los peloteros cuando el equipo no gana y es ahí cuando más
necesitan del apoyo. Incluso cuando ganamos, nos critican”, dice con algo de
molestia. “Ojalá yo tenga la fuerza y el tiempo para bregar con ellos. Pienso
que éste año lo hicimos llamando a la gente a apoyarnos. Pero no es sencillo.
Siempre se le presta más atención al que llega y se pone a tomar con un tobo
debajo de la silla”.
Sin importar lo que pase en el
Round Robin, Nava no quiere separse de su tierra. “Quiero vestir por muchos
años el número 17 de Águilas del Zulia. Cuando termine todo esto sé que veré lo
bonito que fue este año y lo mucho que crecí como profesional, ahora como
técnico con Águilas. ”
La compañia de un "buen amigo"
Lipso puedo jactarse en decir que
tiene uno de los mejores cuerpos técnicos de la liga. Wilson Álvarez, Richard
Garcés, Jesús Marcano Trillo, Heberto Andrade, Mario Labastidas y Gary
Villalobos tienen experiencia tanto dentro como fuera del país. Pero se apoya
en uno muy particular, su padre, Lino Nava. “Siempre estamos conversando por
teléfono. No hay momento donde no pregunte porque hice esto o aquello”, resalta
el aún interino técnico rapaz.
Los rapaces no ha podido saborear una victoria desde el pasado 23 de diciembre, extendiendo así una cadena de 11 derrotas consecutivas, tomando en cuenta la del lunes, frente al Magallanes. Con esa sería la derrota 30 de los rapaces, bajo su mando, en 58 encuentros. Los últimos, con un grupo distinto al que lo llevó al tope de la admiración.
DATO QUE VALE:
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