La temporada 2010 es la referencia más grande, hasta ahora, que el joven jardinero Carlos González tiene en su carrera. No es para menos. Llevarse importantes premios en una sola temporada habla de lo constante que fue durante todo un largo año en las Mayores.
En el 2011 las expectativas eran mucho más altas. Debía superar lo alcanzado con sus números después de embolsillarse un Guante de Oro, Bate de Plata y el reconocimiento de sus colegas peloteros al ser designado Jugador del Año y Más Sobresaliente. Sin contar con el más importante para él, el Luis Aparicio.
Sin embargo, mirando con una lupa, su .296 de promedio, 26 cuadrangulares y 92 remolcadas no se ven tan mal en una campaña que estuvo marcada por lesiones y un ingreso a la lista de lesionados que lo hizo perder muchos encuentros durante la temporada.
“Tuve un inicio muy lento pero pude recuperarme al final”, no dudo en sentenciar desde Maracaibo, después de una práctica en el Luis Aparicio. “Sufrí de muchos problemas físicos. Caí por primera vez en la lista de lesionados y eso me hizo perder muchos juegos, eso fue un factor importante”, agregó una de las bujías ofensivas de los Rockies de Colorado.
“Fueron números sólidos. Sé que todos esperaban algo más grande de lo que hice en el 2010”. Y no está muy alejado de la realidad. A pesar de haber perdido 18 encuentros con respecto al año pasado, pudo superar con ocho boletos su marca del año pasado, con 48. Además, tuvo 30 ponches menos al sumar 105 en 542 apariciones que tuvo al plato.
A pesar de eso, “CarGo” sabe que puede dar mucho más de lo que dejó en sus estadísticas como tercer y primer bate del equipo a lo largo de la temporada. “Los conformistas para mí no existen”, sacudiéndose lo que podría ser una aceptación a largo plazo de lo que hizo. “Uno debe darle gracias a Dios por las cosas que pasan. Pero para eso estoy aquí trabajando duro, para seguir esforzándome y mejorando cada día. Sigo aprendiendo como pelotero. Yo creo que uno nunca descansa ni se siente satisfecho. Lo que pasó, pasó”.
Parte de su actuación tal vez afectó los principales planes de los Rockies de avanzar a la segunda fase de postemporada, algo que no alcanzan desde el 2009. “Nos volvimos a quedar cortos. No clasificamos a la postemporada. No cumplí lo esperado de poder jugar 160 encuentros debido a las lesiones y tomar 600 turnos. Pero esas cosas lo ayudan a uno a seguir avanzando, aprendiendo y mejorar cada día más para buscar nuestra meta que es ganar un campeonato”, reflexionaba.
Quedarse con las manos vacías no le acompleja. “Los premios son cosas muy bonitas, por eso hay que disfrutarlo al máximo cuando se presentan. Pero son extras para reconocer que hiciste cosas buenas. Lo que realmente se busca es ganar y, en nuestro caso, ganar una Serie Mundial”.
Cada quien por su camino
González compartió por casi dos años con uno de los personajes más influyentes de la pelota criolla. Don Baylor puede darse el tupé de decir que ha formado a dos de los cuatro campeones de bateo venezolanos en las Grandes Ligas, después de acomodarle la forma de batear a Andrés Galarraga y enrumbar al zuliano la zafra pasada.
Pero el norteamericano, que este año se encuentra en Venezuela dirigiendo a los Bravos de Margarita, debió tomar un camino distinto al irse al equipo de los Cascabeles de Arizona con su mismo rol como coach de bateo.
“No voy a negar que lo extrañé”, expresa Carlos. “Estuvo conmigo desde mi primer año con los Rockies” – año donde igualó la marca de Dante Bichette de más imparables en una serie de postemporada con 10- Pero el tuvo que tomar su camino. Esas cosas pasan y es hasta bueno”, razona y continúa explicando. “Cuando tu papá y mamá te enseñan a dar los primeros pasos y luego tú te desarrollas solo. Igual es con los peloteros y técnicos. Ellos te dan las herramientas y las indicaciones correctas, pero eres tú el que se para en el home. No los tienes a un lado”. No desaprovecha la oportunidad para seguir mostrando el gran afecto que tiene hacia él. “Siempre le agradeceré todo lo que hizo por mí. Es una persona muy importante en mi carrera”.
A veces ganando, también se pierde
Carlos González compartió con su paisano Gerardo Parra el liderato de asistencias como jardinero izquierdo en la Liga Nacional. Sólo cometió un pecado y logró tener un porcentaje de fildeo de .996 puntos. Pero en general, la temporada en cuanto a lo defensivo del marabino fue excepcional. En los 125 juegos que disputó entre las tres posiciones como guardabosques de Colorado apenas tuvo esa única mancha en su haber. Sin embargo, los nuevos criterios para escoger el Guante de Oro no le permitió meterse entre los finalistas para el galardón. Castigo a la gran versatilidad de un excepcional pelotero.
“Es difícil no poder estar entre los mejores galardonados debido a mi versatilidad. Yo me he ganado mi reputación de poder hablarles claro a mis dirigentes, pero sería algo complicado explicarles a ellos porque yo sólo deseo estar en una posición. Siempre he deseado estar en el center”, suelta mientras abre las puertas a poder meterse el próximo año entre lo smejores.
“(Para el 2012) me asignaron la posición de RF y eso puede ayudarme a poder optar el próximo año a otro premio. Honestamente no me preocupa eso. Lo que si se serpia bueno es que (Gerardo) Parra y yo podamos meternos en los papeles y brindarles, porque no, esa satisfacción al Zulia y Venezuela”.
Una fuerte tentación
González bien podría estar en los Estados Unidos rehabilitándose de su muñeca derecha evitando esa “comezón” que dicen los peloteros criollos tener por jugar en su país. Pero él es muy franco “no hay mejor lugar para hacerlo que aquí”, sentencia. “En estos momentos tendría que estar solo bajo una fuerte nevada y no es la manera en la que deseo hacerlo. A mí me gusta estar con mi familia, el calor de mi ciudad y mis amigos del equipo”, agrega.
“Aquí me exijo al máximo como si fuese a prepararme para un encuentro donde tal vez pueda reencontrarme con la camiseta 24 de las Águilas” ¿hay chance de poder hacerlo? “Son mínimas, pero mientras hayan posibilidades, hay esperanzas. Ellos saben que deseo jugar aquí”, concluyó el slugger zurdo.
Dato que vale: Su marca de 20 bases robadas y 20 jonrones, lo colocó al lado de Bob Abreu como los únicos criollos en alcanzar dicha marca en más de una temporada. “La estuve buscando. Pero tenía molestia en una de las rodillas y me estaba costando un poco. Después de hacerlo fue un alivio total para mí. Es un honor poder estar a su lado en una marca tan complicada”.
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